Hace más de tres décadas que los científicos de La Prairie se propusieron buscar una nueva sustancia que revolucionase el cuidado de la piel e hiciese real, en la medida de lo posible, una carrera hacia la eterna juventud. Esta empresa, emprendida con ahínco, reparó en las numerosas propiedades que se le atribuyen al caviar desde tiempo inmemorial y en la longevidad del esturión para vivir durante más de un siglo como punto de partida.
El resultado de aquella investigación, hoy en día, es más que una realidad. El extracto de caviar puro, el ingrediente cuasi mágico con el que aquellos científicos pudieron dar, se ha convertido en sinónimo de la lucha contra el envejecimiento de la piel y de eficacia. Su riqueza en minerales, vitaminas, aminoácidos, lípidos y ácidos grasos omega 3 y 6 han demostrado que la producción de colágeno en la piel aumenta y, por tanto, también la firmeza de la misma.
¿Y qué mejor que fusionar todas esas extraordinarias capacidades del caviar, el fruto de tanto trabajo científico, con el arte y el más refinado lujo? Eso debieron pensar en La Prairie cuando unieron sus fuerzas con Baccarat, dedicados al cristal artesano desde 1764, para producir una legendaria edición especial de la Skin Caviar Luxe Cream, la obra maestra bautizada como Caviar Spectaculaire.
La Prairie
Se trata ni más ni menos de una pieza que, inspirándose en la materia prima que posibilita el producto cosmético, es un verdadero dos en uno. Por un lado un tarro, con 75 mililitros de la crema reafirmarte, y por otro un servidor de caviar, que puede ser utilizado como tal retirando el recipiente e incorporándole un cuenco para las huevas.
El particular envase, del cual solamente se han producido un millar y medio de unidades, está hecho en cristal artesanal con una forma que recuerda al tallo Harcourt 1841, insignia de Baccarat y verdadero signo de elegancia artesana. Asimismo, se asienta sobre una base hexagonal, con seis facetas de cristal cortado, a la cual se une con un anillo de intenso azul cobalto.
Caviar Spectaculaire es, inequívocamente, una joya de las que perduran a lo largo del tiempo.
