Llega el buen tiempo y el aumento de las horas de sol. Los paseos al aire libre, el café en la terraza, el disfrute del día… y sin embargo, nuestros rostros, recién salidos del aletargamiento del invierno, todavía presentan ese tono opaco y e insulso que tan poco nos gusta. En esta época, la piel del rostro pide a gritos lucir un aspecto luminoso, fresco y sutilmente bronceado, así que toca dejar atrás los maquillajes recargados y cubrientes. Es hora de lucir un rostro de aspecto saludable y besado por el sol.
Terracotta, los primeros polvos de sol de Guerlain, fueron creados en 1984. Desde entonces, la gama se ha ido completando con diversos productos e infinidad de tonos destinados a obtener un instantáneo bronceado de aspecto natural. Terracotta es hoy sinónimo de polvos de sol.
¿Qué tienen de especial los polvos de sol de Guerlain?
- Una textura única, fina y sedosa y un acabado sobre la piel ultranatural y de larga duración, capaz de reproducir todos los matices e intensidades de un bronceado natural.
- Una fórmula enriquecida con activos hidratante que no reseca la piel y que aporta un confort de larga duración.
- Un característico y delicioso perfume que asocia acordes frescos de bergamota y almizcles blancos, a las notas solares del azahar, jazmín e ylang ylang, para disfrutar de un aroma que evoca los cálidos rayos de sol sobre la piel en cada aplicación.
- Una extensa gama de tonos que se funden y coordinan a la perfección con cualquier tonalidad de piel y cabello.
¿Cómo se aplican los polvos bronceadores Terracotta?
En primer lugar, para conseguir un acabado natural y favorecedor, es fundamental elegir el tono apropiado. Los polvos deben iluminar y fundirse con el tono de la piel naturalmente. El efecto bronceado debe ser sutil y gradual, desde el tono natural de la piel a las zonas besadas por el sol.
Los polvos bronceadores se pueden aplicar tanto sobre una ligera base de maquillaje, como directamente sobre el rostro tras la hidratante diaria. Deben ser aplicados con brocha.
Para su aplicación, pasar la brocha por la polvera y sacudirla posteriormente, para eliminar el exceso de polvos. A continuación, pasar la brocha por las áreas prominentes del rostro, que son los que antes se broncean, simulando así el toque de sol; frente, pómulos, nariz y barbilla. Un sencillo truco consiste en dibujar un 3 a ambos lados de la cara, desde la frente, pasando por el pómulo y descendiendo hasta la barbilla. Usar los polvos residuales que quedan en la brocha para dar un toque en la nariz, cuello, escote y hombros. Para terminar y conseguir un look realmente favorecedor, aplicar un toque de blush en tonos rosados sobre las mejillas, y ¡a disfrutar del día!
