Adrián Salvador, un diseñador incansable que no se detiene

Todavía no ha llegado a la treintena y el valenciano Adrián Salvador ha convertido su nombre en uno de los más destacados del panorama de la costura española. Su gran carrera comenzó tempranamente, todavía se encuentra en los inicios, y sin duda resulta prometedora. Con una de sus primeras colecciones de su firma Siempreviva, que comanda junto a Lucas Zaragosí, consiguió ser reconocido en una Valencia Fashion Week ganándose un pasaporte a grandes pasarelas. Lo llamaron de Adolfo Domínguez, pasó un tiempo allí, y sacó la tercera colección de su marca. Entonces, le llovieron muchas más ofertas, esta vez internacionales. Y terminó marchándose a Nueva York, diseñando para grandísimos nombres de alcance mundial.

Ahora, embarcado también en el diseño de bolsos, y no unos cualquiera, ha conseguido incluso aparecer en las páginas del suplemento de estilo del The New York Times. La publicación Harper’s Bazaar, de hecho, no ha dudado en incluirlo en la lista de los dieciséis españoles para 2016, la de los nombres «con la agenda de proyectos más boyante» del presente año, junto a personalidades de la talla de Ángel León, María Valverde, Paula Ortiz o Ferran Adrià. Tiene futuro, sin duda.

De vestir a sus chicas a las primeras mieles

Adrián Salvador siempre mostró interés por el diseño. Prácticamente en cualquiera de sus vertientes, pero a partir de determinado momento hacia el que se refiere al diseño de moda. Comenzó anecdóticamente, vistiendo a sus chicas, haciéndoles vestidos o prendas cualquiera que portar, las que les gustaba crear, las que le nacía confeccionar. Y sin apenas percatarse de lo que estaba haciendo, aquello terminaría cristalizando en su porvenir.

Se formó en Fashion Design and Textiles en Central Saint Martins College of Art and Design de Londres, estudió Diseño de Moda en el IED Barcelona, aprendió el oficio que ya llevaba en la sangre, y volvió a Valencia para licenciarse en Diseño Industrial en la Universidad CEU-Cardenal Herrera. Tras ello, en el año 2011, comenzó su verdadera andadura con su propia firma, Siemprevivas. Así se materializaba y hacía tangible lo que sus dotes dejaban entrever. Su profesión, su pasión, su vida y los mimbres con los que su marca se construiría. Ropa que no pasa de moda, que a la siguiente temporada no hay que dejar abandonada en el armario. La mejor moda es la que gusta y con la que uno se siente a gusto y la ropa del tándem valenciano no es una ropa cualquiera, es «ropa emocional». Esa especial.

Junto a su socio, Zaragosí, presentaron en septiembre del mismo año de la constitución de la empresa la colección 21.3 en la Zona D de la Valencia Fashion Week. Su segunda colección, Introspection, en febrero de 2012. Esta le valió el premio a Mejor Diseñador y Diseñador Revelación de ese año de la revista Tendencias CV y, sobre todo, el pasaporte a las grandes pasarelas con el premio a la Mejor Colección en la Zona Joven. Desde ese momento, se le abrieron muchas puertas y Adolfo Domínguez llamó a la suya. Sin dudarlo, comenzó a trabajar para ellos.

El salto a Nueva York y los grandes diseños

Sin embargo, nunca dejó de ocuparse de Siemprevivas. Así llegó en septiembre del 2012 la tercera colección, titulada If You Leave, y con ella el éxito fue todavía más rotundo. Grandes firmas internacionales como Alexander Wang, Proenza Schouler o J. Mendel se interesaron por incorporarlo a sus filas y optó por la última, que había seguido desde que comenzó en moda y seguía un estilo más afín al suyo. Hizo las maletas y se trasladó a la ciudad de Nueva York, donde reconoce que de verdad, como dice Hollywood, todo es posible. O al menos casi todo.

Desde una de las firmas más prestigiosas del mundo, tuvo la oportunidad de trabajar mano a mano con algunas de las figuras de la alta costura más talentosas del mundo, diseñar infinidad de prendas para todo tipo de personas y encargarse, en particular, de dos pedidos que rebasaron todas sus expectativas.

Su jefe en J. Mendel, un buen día, le dijo que debía atender el trabajo solicitado por una de sus clientas, una tal Michelle, sin más referencias. Como un encargo más, abrió la carpeta que contenía los datos de anteriores prendas diseñadas para la susodicha, donde se encuentran sus preferencias, tallas y medidas, y descubrió a quién tenía delante. La tal Michelle era la mismísima primera dama de los Estados Unidos, la mujer del presidente Obama, Michelle Obama.

Pero no fue el único gran nombre del que se ocupó. Porque otro tan importante en el mundo de la moda mundial como es el de Anna Wintour, la escritora, directiva y periodista británica editora jefe de la edición estadounidense de Vogue, no es cualquiera. Para ella confeccionó una chaqueta de visón en apenas unos días, parando por completo la producción que entonces tenían entre manos. Y se la entregó personalmente.

Siemprevivas, OneSixOne y el futuro que el aguarda

Adrián Salvador se encuentra actualmente centrado en Siemprevivas, colabora de forma ocasional aunque mantenida con marcas radicadas en Galicia, Cataluña y Estados Unidos, y se ha embarcado en la dirección técnica de una marca de bolsos que ha logrado captar la atención de la prensa internacional, OneSixOne. «Cuando un bolso se basa en matemáticas» tituló The New York Time el artículo que su suplemento de estilo dedicó a los bolsos del joven valenciano.

Y es que se trata de una colección, con carácter anual, que toma las tres primeras cifras del número áureo para nombrarse y, también, para inspirar su creación. Porque la piel de estos bolsos, trabajada en la sevillana localidad de Ubrique por expertos peleteros, se ha pensado como un lienzo en el que destacados artistas de renombre internacional puedan plasmar lo que la divina proporción les evoque. El primero de los accesorios transformado en obra de arte ha sido realizado por la artista Vicky Uslé y ya ha despertado el interés en exclusivos puntos de venta del mismísimo Manhattan o en la ciudad de Río de Janeiro.

Adrián Salvador, con toda una amplísima carrera por delante, vital y profesional, ha logrado a base de constancia, ganas, motivación y trabajo hacerse un importante nombre. Sin duda, es algo bien hecho.