Nacido en Basilea, Roger Federer no podía imaginar cuando participaba en sus primeros partidos, cuando apenas contaba con seis años, que un día superaría a ídolos de su infancia, como Boris Becker. Pero no fue nada fácil: con 8 años comenzó a entrenar, con el objetivo de, un día, llegar a competir con los mejores. A los 16 años decidió dedicarse en exclusiva al tenis, y su primer gran éxito fue conquistar como junior el torneo de Wimbledon.
‘Cuando haces algo bien en tu vida, no quieres dejarlo nunca. Para mí, es el tenis’. Con esta frase podríamos resumir el pensamiento de Federer. El tenis ha supuesto para él casi toda su vida, llena de trabajo constante, una lucha diaria para conseguir convertirse en el mejor tenista de la historia. Y es que, como profesional, su carrera casi no tiene parangón. En 1998 debutó dentro del circuito profesional y fue subiendo posiciones en el listado de la ATP. Un año después, en 1999, ya estaba dentro de los 100 mejores jugadores del mundo.
Pero el suizo no solo vivía para el tenis. Un año después, en el 2000, se casó con la tenista Mirka Vavrinec. Con la que ha tenido nada más y nada menos que dos parejas de gemelos, algo que, sin duda, ha supuesto otro de sus grandes retos: compaginar la vida familiar con todos los viajes que supone ser un tenista de primer nivel. Una prioridad que siempre ha puesto por delante de todo.
Cdpache editada con licencia CC BY-SA 3.0Federer dio el salto de calidad al lograr derrotar a uno de los más grandes de todos los tiempos, Pete Sampras, en 2001, llegando a ocupar ese año el número 13 de la lista ATP. Para él, derrotar a uno de los ídolos de su infancia supuso la confirmación de que todo por lo que había trabajado estaba al alcance de su mano.
Al año siguiente comenzaron a llegar los triunfos en Sídney, Hamburgo o Viena, anticipo de lo que llegaría en 2003, momento de su consagración en Wimbledon, Dubai o Marsella. Alcanzó el número 2 del mundo como antesala de una serie de triunfos en los que se consagra como el tenista más importante de su generación.
Durante más de una década, Federer ha sido una figura indiscutible, siempre en liza con otro de los grandes tenistas de la historia, Rafa Nadal, pero con unos números de auténtico récord. Ha sido número 1 del mundo durante 302 semanas y ha ganado 18 Grand Slam, llegando a 28 finales. Si miramos sus estadísticas, son de vértigo, ya que es el único jugador masculino en haber ganado en cinco ocasiones 3 de los 4 Grand Slam en un mismo año.
Mike McCune editada con licencia CC BY 2.0Si hay algo más que destacar en Federer es su gran capacidad de trabajo y mejora constante, una filosofía que se comprobó tras su grave lesión en 2016 que le mantuvo 6 meses alejado por completo de las pistas de tenis. A sus 35 muchos vaticinaron que era el final de su carrera, que Federer ya no volvería a ser el mismo. Pero el suizo demostró una vez más su extraordinario talento y voluntad: pocos meses después de su recuperación logró hacerse con el Open de Australia de 2017, en un fantástico partido contra Rafa Nadal que pasará a la historia del tenis.
Ha recibido numerosos reconocimientos a su carrera, tanto por la prensa deportiva como por sus propios compañeros, y ha trascendido lo meramente deportivo apareciendo en la revista Forbes. Es conocido también por su labor humanitaria, en 2003 creó la Fundación Roger Federer, que está dedicada a desarrollar programas educativos para niños pobres, tanto en África como en Suiza. En 2006 fue nombrado como embajador de buena voluntad de la UNICEF y es un colaborador habitual de numerosas actividades, eventos y galas benéficas.
Roger Federer es un ejemplo de cómo el trabajo diario, la voluntad por mejorar y el liderazgo son herramientas clave para conseguir resultados asombrosos, teniendo siempre presente la importancia de la vida familiar y la colaboración con aquellos que más lo necesitan.