Nacido en una familia de artesanos en 1867, Sakichi Toyoda aprendió los fundamentos del oficio de carpintero trabajando con su padre, aunque ya desde muy joven mostró interés por la industria y la maquinaria. Su madre trabajaba en un telar tradicional que le imponía muchísimo trabajo, así que Toyoda comenzó a trabajar en una máquina que aliviara su labor diaria. Tres años después patentaba un telar automático que supuso uno de los grandes inventos de su época, punto de partida para la industrialización de Japón. Corría el año 1897.
El proceso de crecimiento de Japón a principios del siglo XX se vio afectado poco después por los efectos de la Gran Depresión, pero Toyoda no se detuvo y montó su propia compañía. Poco tiempo después, entusiasmado por el auge de los nuevos motores de gasolina, decide dar el salto a la industria automovilística con la ayuda de su hijo, Kiichiro Toyoda. Juntos fundaron Automóviles Toyoda en 1933, que acabó por convertirse en Toyota.
Además de ser un visionario, tanto a nivel técnico como empresarial, Toyoda marcó un antes y un después a nivel mundial gracias a la filosofía que impuso en todas sus compañías. Los tres puntos clave dentro de la industria -estamos hablando de principios del siglo XX- consistían en parar el montaje siempre que ocurra algo irregular, no fabricar nunca productos defectuosos y que los operarios nunca tuvieran que vigilar constantemente las máquinas.
Estas tres sencillas ideas calaron completamente en la industria japonesa, logrando un salto fundamental en corto tiempo, que logró situar a Japón dentro del mundo desarrollado en apenas 20 años. La automatización siempre fue una de sus obsesiones, buscando que los obreros tuvieran la mayor ayuda técnica posible a la hora de desarrollar su trabajo, algo en lo que, todavía hoy, Toyota destaca notablemente.
Otro de sus grandes aportes fue el de las 5 preguntas. Cuando ocurre un problema, hay que preguntarse el porqué cinco veces, tratando de llegar al fondo del asunto, aplicando la solución de manera inmediata para que no vuelva a suceder. Esta técnica se sigue aplicando en los grupos técnicos de desarrollo de Toyota, casi 100 años después de que Toyoda la definiera.
Sakichi Toyada demostró que un hombre con una visión es capaz de lograr cambiar un país, llevando adelante toda una revolución, tanto industrial como social, que hoy en día sigue estando vigente en Japón como una filosofía de trabajo motivo de orgullo para una de las empresas más grandes del mundo.