Aston Martin es sinónimo de 007. El agente secreto más famoso de todos los tiempos conduce sus coches desde hace décadas y la última cinta de James Bond rodada hasta la fecha, Spectre, naturalmente debía contar con un vehículo de la británica. En esta ocasión le ha tocado el turno a un coche, el DB10, que desgraciadamente es cuasi tan ficticio como lo es la propia película.
Aston MartinPorque, aunque la máquina sea totalmente funcional y una verdadera belleza, estamos frente a un modelo único creado en exclusiva para esta vigesimocuarta entrega de las aventuras del agente al servicio del MI6, en esta ocasión encarnado por el actor Daniel Craig. El diseño del bólido ha corrido a cargo del director creativo del fabricante, Marek Reichman, responsable de coches como el Rolls Royce Phantom o el Aston Martin One-77, y el director del largometraje, Sam Mendes.
El Aston Martin DB10 cuenta con una unidad de transmisión manual de seis velocidades, el motor V8 de 4,7 litros del Vantage y su chasis es en gran medida una revisión de la plataforma que mantiene el V8 Vantage, aunque es notablemente más alargado y ancho.
Aston MartinDel coche del agente secreto se produjeron un total de diez únicas unidades dispuestas para el rodaje y acciones comerciales, todas hechas de forma prácticamente artesanal, de las que solamente han quedado tres. Dos DB10 están en paradero desconocido para el gran público y el tercero fue subastado en Christie’s el pasado mes de febrero a beneficio de Médicos Sin Fronteras, alcanzando un precio de 3,15 millones de euros. Los siete restantes, desafortunadamente, quedaron hechos chatarra durante la filmación de la película.
Nadie dijo nunca que ser el supercoche de un agente secreto no entrañase riesgos. Ni que resultase barato.