Increíble diseño, ingeniería sin límite, tecnología puntera y soberbia artesanía; son valores que definen los vehículos Aston Martin. Características, peculiaridades y rasgos distintivos de la británica. Formas de entender la automoción que se encuentran en el ADN del fabricante. Pero todas estas palabras se comprenden mejor admirando un modelo que las ejemplifica de un plumazo. Con su presencia. Con una ligera pisada de su acelerador. Experimentando lo que es sentarse en sus asientos. Ese modelo es el Aston Martin Vanquish.
El contundente deportivo de lujo hizo acto de aparición por primera vez en el año 2001, hace tres lustros. El grand tourer inglés llegaba para suceder a la gama Virage con su primera versión, conocida como V12 Vanquish. A ella, en 2004, se le sumó la Vanquish S. Sin embargo, tras seis años de admiración, ambos fueron reemplazados en 2007 por los DBS, unos coches que empleaban una nomenclatura que había sido utilizada con anterioridad, en los años sesenta y setenta.
Aston MartinPero llegó el 2012 y con él estaba de vuelta sustituyendo a quien había sustituido el Aston Martin Vanquish. Le llegaba una segunda oportunidad. Sus incondicionales tenían la oportunidad de vivir su segunda generación. Aparecía siendo una evolución del DBS, tremendamente apropiada, e inspirándose en algunos detalles de otro portento del fabricante inglés, el One-77. Una línea que ha mantenido con ligeras modificaciones hasta llegar a la versión más reciente, al Aston Martin Vanquish 2015.
Aston MartinEste último restyling ha sido tanto a nivel estético como mecánico y ha transformado del mismo modo su versión coupé y su versión Volante, la que habitualmente denominaríamos «cabrio». El motor que le conocíamos, un V12 de unos seis millares de centímetros cúbicos, ha subido discretamente cuatro caballos hasta llegar a los 576. El pequeño aumento de potencia le ha brindado una aceleración de 0 a 100 km/h en 3,8 segundos y ha aumentado su velocidad punta hasta los 323 kilómetros horas en la versión berlina y 317 en la cabrio. Su caja de cambios, además, también ha cambiado, pasando de tener seis velocidades a tener ocho y su consumo se ha reducido unos dos litros, quedándose en 12,8 a los 100 kilómetros.
Estéticamente se ha mejorado su perfil, aunque de forma no notablemente evidente, y su interior. El habitáculo proporciona esa sensación de confort, exclusividad, calidez y lujo a la que nos tienen acostumbrados los Aston Martin, mostrando perfección en cada detalle. El Vanquish, aunque quisiera, no podría ocular que es de la británica.