La trayectoria de Bristol Cars no es la habitual en una marca automovilística. Movidos por el amor a la mecánica y al trabajo bien hecho, sus coches se hacen de manera artesanal y tratan de manera directa con sus clientes, al margen de las grandes distribuidoras. Sus coches son joyas y su producción, escasa, por lo que cada uno de sus lanzamientos es esperado siempre con la mayor expectación por todos los amantes del motor.
Por lo tanto, la presentación del Bristol Bullet en 2016, su primer nuevo modelo en 10 años, es un acontecimiento digno de atención. La marca británica ha optado por un diseño decididamente retro, buscando la esencia de los grandes deportivos ingleses de los años 50 y 60, pero con un toque actual en los detalles y, por supuesto, debajo del capó. El nombre de Bullet se ha escogido como homenaje a un avión de la I Guerra Mundial, el Bristol Scout, conocido por el sobrenombre de 'The Bullet'.
Bristol CarsEl resultado es un descapotable biplaza moldeado en fibra de carbono y formas redondeadas que monta, gracias a una colaboración con BMW, un motor V8 de 4,8 litros y 370 caballos de potencia. Es decir, un deportivo de primer nivel con un diseño que hará las delicias de los aficionados a los coches clásicos. El interior, monocromo en cuero y materiales nobles, es austero y tiene varios detalles que recuerdan al mundo de los aviones antiguos, pero dejando un hueco a las nuevas tecnologías con una pantalla táctil.
Esta bala de Bristol se pone de 0 a 100 en 3,7 segundos y alcanza los 250 kilómetros por hora con facilidad. El resultado es un coche ligero, divertido de conducir, que ofrece un aspecto único y reconocible. Por ahora se va a lanzar una serie limitada de 70 unidades a un precio de 250 000 libras, lo que le convierte en una joya de coleccionista incluso antes de salir a la venta.