Chevrolet Corvette C1, la leyenda americana

Fundada en 1911, Chevrolet se unió a General Motors en 1919, convirtiéndose en una de sus marcas más conocidas. A lo largo de su historia siempre ha destacado por su excepcional cuidado en el diseño y calidad de sus vehículos. Los “chevys” forman parte no sólo de la historia del automóvil, sino de la propia cultura americana.

Sin duda, uno de los modelos que han convertido a Chevrolet en una leyenda sería el Chevrolet Corvette C1. Tras la Segunda Guerra Mundial, el mercado americano comenzó a descubrir los mejores deportivos ingleses. Marcas como Aston Martin o Jaguar deslumbraron tanto a consumidores como a fabricantes. Desde Chevrolet decidieron dar la respuesta americana a estos modelos con la creación en 1951 del primer prototipo del C1. La producción comenzó dos años después, en 1953.

La idea de Corvette era conseguir un gran coche deportivo a un precio asequible, para lo que reutilizó un motor ya existente con algunos ajustes, así como el chasis y la suspensión de modelos anteriores. El C1 sí que innovó al usar materiales modernos, como la fibra de vidrio o el plástico reforzado. Los primeros 300 coches se fabricaron a mano en 1953, todos de color blanco e interior rojo.

Sin embargo, la primera generación del C1, de 1953 a 1955, no tuvo el éxito de ventas que esperaban. Más de la mitad de la producción tuvo muchísimas dificultades en ser vendida, por lo que se impuso un cambio de motorización a un 4,3 litros y 195 caballos V8 con transmisión automática que sí comenzó a despertar el interés del público.

Pese a todo, el Corvette C1 no era el coche popular que esperaban. Decidieron seguir con el proyecto adelante con una nueva generación. Mejorando el diseño y el motor de manera constante, llegaron a usar un motor de inyección capaz de ofrecer 283 caballos, convirtiéndose en un modelo de competición por primera vez.

En 1958 llegó otra versión del Corvette, más alargada, llena de cromados y con motores cercanos a los 290 caballos. En el 59 se cambió de nuevo el diseño, haciéndolo un poco más ligero y corto. El éxito de estos modelos deportivos estaba servido, sobre todo tras la aparición de sus modelos descapotables.

La generación de 1961 trajo otro de los puntos de diseño característicos que todavía se usan en los Corvette de hoy en día, la disposición rectangular de las cuatro luces traseras. En cuanto a los motores, siguieron subiendo de potencia hasta alcanzar los 315 caballos. Se usó una suspensión hidráulica en el último de los C1, que se montó en 1962, que llegó a ofrecer una versión con 360 caballos de potencia.

De un coche sin éxito a convertirse en todo un mito americano, el Chevrolet Corvette C1 supuso el punto de partida de una nueva línea deportiva en Estados Unidos. Los Corvette siguen siendo uno de los modelos más vendidos en Estados Unidos, manteniendo algunos de los detalles de diseño que hicieron grande al C1.