El Ferrari 335 S Spider Scaglietti se convirtió en un modelo mítico para todos los seguidores de la marca italiana a finales de los años 50. Participó en carreras tan importantes como Sebring o Le Mans, donde consiguió batir un récord excepcional al lograr dar una vuelta al circuito con una velocidad media superior a los 200 kilómetros por hora. Poco después le dio un nuevo triunfo a la escudería, ganando el Gran Premio de Cuba.
Tras estos hitos, y habiendo cumplido ya con su carrera deportiva, el coche fue adquirido por un comprador privado en 1960, el cual lo mantuvo en perfectas condiciones hasta 1970, cuando el coleccionista de Ferraris Pierre Bardinon pudo hacerse con él. Así pues, no estamos hablando de un Ferrari normal, sino de un pedazo de historia, tanto de la escudería como de la alta competición.
© Artcurial Christian Martin
En el apartado técnico, el Ferrari 335 S Spider era una auténtica joya para la época, con un motor V12 de 4 litros capaz de sacar 390 caballos a 7.400 revoluciones por minuto. Su velocidad máxima era de 300 kilómetros por hora. Además, la espectacular carrocería diseñada por Scaglietti hizo de este deportivo uno de los más icónicos del siglo XX. Durante años, fue una de las posesiones más preciadas de su dueño.
Sin embargo, para sorpresa de muchos, en 2016 Bardinon decidió sacar a subasta este coche tan singular. Lo hizo a través de Artcurial en uno de los encuentros de coleccionistas de coches clásicos más importantes del mundo, el Rétromobile de París. El precio de salida se marcó en 20 millones de euros, un precio que se disparó en los primeros minutos hasta que un anónimo comprador puso sobre la mesa la increíble cantidad de 32 millones de euros, convirtiendo al Ferrari 335 S Spider Scaglietti en el coche más caro del mundo.
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Sin duda, el nuevo dueño de este Ferrari ha conseguido el sueño de muchos coleccionistas alrededor del mundo, haciéndose con un coche que representa toda una época en cuanto a diseño y conducción, una parte importante de la leyenda de Ferrari.
