La historia del Lancia Stratos se inicia a partir del Project Zero, una propuesta de diseño muy arriesgada que la marca de carrocerías Bertone llevaba tiempo valorando. A partir de este trabajo radical y de vocación futurista, presentado en el Salón de Turín de 1970, nació el Stratos; con su monochasis tubular y su forma de cuña, atrapó todas las miradas y se convirtió, al poco tiempo, en uno de los referentes de Lancia.
Quizá la pieza clave en la producción de este coche fue el interés de Cesare Fiorio, dedicado a la parte deportiva de Lancia, que vio en el Stratos un modelo ideal sobre el que trabajar un nuevo coche dedicado al mundo de los ralis. En aquel momento, la única manera de competir era con coches ya en fabricación, para lo que se exigía un mínimo de 400 coches, pensando que era una medida disuasoria para que nadie creara un coche exclusivo para ganar.
Tony Harrison con licencia CC BY-SA 2.0
Lancia decidió apostar por el Stratos y fabricó ese mínimo necesario de unidades con una idea en la cabeza, crear un coche capaz de ganar el mundial de ralis. En ese momento, Fiat compró Lancia, lo que les permitió acceder a un nuevo mundo de motorizaciones y técnica. Toda la sabiduría de gente de Ferrari y Lamborghini se puso en práctica para pasar del fantástico prototipo al Stratos final.
Su motorización final fue la de un Ferrari V6 de 2,4 litros y 12 válvulas que ofrecía en su versión de calle 190 caballos de potencia. Gracias a sus menos de 1000 kilos de peso era capaz de una aceleración sorprendente de 0 a 100 en menos de 5 segundos y una velocidad punta de 233 kilómetros por hora.
Tony Harrison con licencia CC BY-SA 2.0
Tras algunas carreras malogradas ajustando el coche, el Lancia Stratos se convirtió en uno de los deportivos más laureados del mundial de ralis durante los años 70 y 80 del siglo XX, creando una auténtica leyenda alrededor de los 492 coches que finalmente se construyeron.
