Quién no recuerda el McLaren P1, ese supercoche capaz de subir de 0 a 100 en menos de tres segundos, de alcanzar los 200 en apenas siete, los 300 sin llegar a los diecisiete y ser, con su sistema híbrido de 916 caballos y un par motor de 900 Nm, más rápido incluso que su icónico predecesor el McLaren F1.
Pues la McLaren Automotive ha querido subir peldaños, colocarse en lo más alto sorteando la escalera de un salto con una versión prototipo que pronto dejará de serlo, una pieza heredera también de aquella que ganó en Le Mans hace dos décadas, un vehículo que deja con la boca abierta, el P1 GTR.
McLaren
Mostrado poco a poco desde que se presentase solamente a unos pocos el pasado verano en California como ejemplar único en su especie, llegó al Salón de Ginebra 2015 como el increíble vehículo de producción que es. Y es que la británica no ha escatimado en recursos para dotar al McLaren P1 GTR, de edición limitada, de las últimas innovaciones tecnológicas para convertirlo en uno de los mejores superdeportivos híbridos sobre la faz de la Tierra.
Bajo el capó, esta bestia del automovilismo esconde un motor de gasolina 3.8 litros V8 biturbo de 800 CV y otro eléctrico de 200, 147 kilovatios que le permiten generar una potencia combinada de 1.000 caballos. Respecto al P1 de producción, la cifra supone un aumento de 86 caballos que combinados con la importante reducción de peso a la que ha sido sometido respecto a su hermano, gracias a la priorización de materiales como la fibra de carbono, el titanio o el policarbonato, promete aceleraciones y velocidades de verdadero récord.
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En cuanto a diseño, el P1 GTR luce pintura en amarillo y verde inspirada en el icónico McLaren F1 GTR chasis #06R sobre una carrocería a ras de suelo, de perfil agresivo, plagada de entradas de aire, completamente aerodinámica con flaps frente a las ruedas delantera y un alerón trasero de increíbles proporciones que domina el conjunto.
Los afortunados que puedan poner las manos sobre su volante, inspirado en el volante del monoplaza MP24-23 que en 2008 se hizo con el campeonato del mundo de las manos del piloto Lewis Hamilton, se sentarán en unos asientos de fibra de carbono diseñados específicamente de acuerdo a la morfología de su cuerpo, se atarán a él mediante cinturones de seis arneses y entrarán en un programa de conducción que los llevará por algunos de los circuitos más célebres del planeta para poder sacarle así el máximo partido. La historia del automovilismo tiene nuevo miembro.
