Cualquier aficionado al mundo del motor sabe cuantísimos preparadores de automóviles existen en el mercado. Toman un coche especial o mítico, como por ejemplo un modelo de Rolls-Royce, y lo modifican a placer. Intervienen en el motor, la carrocería, el habitáculo y le añaden toda una serie de pequeños detalles. ¿El objetivo? Crear una versión única y exclusiva de un gran vehículo.
Conscientes de este hecho y de la alta demanda que tienen estos vehículos modificados, no son pocas las marcas que se han decidido a ser ellas mismas las que experimenten con sus modelos, ofreciendo a los clientes deseosos de ediciones especiales y diferenciadas justo lo que buscan. Es el caso de la británica Rolls-Royce y su nueva línea Black Badge, presentada en el pasado Salón del Automóvil de Ginebra y que toma forma en modelos tan destacados como el majestuoso Wraith.
Rolls-RoyceEl debut de este vehículo tuvo lugar precisamente en el mismo espacio, pero hace tres años. Fue un estreno por todo lo alto, aderezado con fanfarrias y envuelto en una gran expectación porque ante sí tenía el mundo, en palabras de los responsables de la firma, su modelo «más ambicioso, exclusivo y audaz». Unas palabras que en estos días se renuevan con la edición Black Badge y el profundo rejuvenecimiento que muestra.
El Rolls-Royce Wraith Black Badge toma el mismo motor que montaba el modelo original, un V12 de 6,6 litros con 624 caballos de potencia, y aumenta el par motor hasta los 870 Nm, sumando setenta adicionales, al mismo tiempo que incrementa los cambios de marchas en su caja de cambios automática de ocho velocidades. Su aceleración de 0 a 100 km/h se realiza en 4,3 segundos y su velocidad máxima autolimitada está fijada en 250 km/h.
Asimismo, sube también sus revoluciones hasta las 6.000 por minuto antes de cambiar de marcha, cuando pisemos más del 80 % del pedal, y modifica tanto su suspensión como su dirección, sistema de frenado y de iluminación, incluyendo luces delanteras con tecnología LED con encendido automático nocturno.
Rolls-RoyceEl remozamiento del modelo incluye también significativos cambios en lo estético, como no podría ser de otro modo, comenzando por los más representativos de la marca: su emblema y su símbolo. El logotipo de la doble erre, siempre negro sobre plata, invierte en esta edición los colores para pasar al lado de la oscuridad de la mano del Espíritu del Éxtasis, la dama voladora que corona el capó, que también se presenta en un intenso color negro sumamente brillante, como el resto del vehículo.
Y es que tanto el exterior, completamente negro, como el interior del vehículo, donde el cuero también negro se encuentra omnipresente si así se ha deseado a la hora de la personalización, solamente es perturbado por los notables detalles en cromo.
El precio del Rolls-Royce Wraith Black Badge comienza en unas 276.000 libras esterlinas y puede inflarse tanto como las personalizaciones que desee el comprador.