En el parque nacional de las Sierras Subbéticas, en el corazón de Andalucía, apenas unas tres decenas de millares de hectáreas de olivos centenarios conforman la denominación de origen protegida Priego de Córdoba. Unas condiciones naturales excepcionales, con un microclima único, permiten el perfecto desarrollo de las aceitunas y, por ende, la obtención de aceites sobresalientes, con características que no se encuentran en otros enclaves. Uno de los más destacados, merecedor de notables reconocimientos nacionales e internacionales, es el aceite Venta del Barón.
Sus orígenes se remontan varias décadas atrás en el tiempo, rozando con la yema de los dedos los tres cuartos de siglo. Lo que no era más que un sencillo aceite de la serranía cordobesa, elaborado en una tradicional almazara de prensado en frío por una familia completamente dedicada a los olivares, poco a poco se fue convirtiendo en referencia culinaria. Es un aceite distinguido, empleado por reconocidos cocineros de todo el mundo, cuidado a lo largo de tres generaciones.
La elaboración de Venta del Barón comienza tras el cuidado durante todo un año de los olivares, en el momento de la recolección. Cuadrillas de jornaleros, con la única ayuda de sus manos y alguna vara, desprenden una a una las primeras aceitunas verdes de la campaña. De las variedades hojiblanca y picuda, adelantándose a su caída, alcanzando el momento óptimo de la maduración. Con cada una de ellas separadas del árbol, y sin perder un minuto para que no pierdan ninguna de sus propiedades, son transportadas a la almazara.
En las instalaciones de Mueloliva, la empresa que lo elabora, situadas en la misma localidad de Priego de Córdoba, los frutos son limpiados y molturados. El proceso se realiza de forma natural y en frío, sin emplear ninguna clase de proceso adicional, separando la piel, la pulpa, el hueso y la almendra, seleccionando únicamente la denominada «flor del aceite», tal y como establece la indicación geográfica. Esto representa solamente una décima parte de lo que podría llegar a extraerse.
Con el preciado zumo de aceituna preparado, se realiza un reposo de quince días en vasos de decantación y finalmente se lleva a cabo el envasado. Para que conserve de la mejor manera todas sus cualidades, esa complejidad, esa dulzura, ese toque ligeramente amargo y su picante progresivo, es contenido en una tradicional botella de vidrio soplado y moldeado. Con ello, Venta del Barón, reconocido por más de seis decenas de premios, está dispuesto para transitar hasta nuestros mejores platos.