Tanto el cava como el champagne son dos vinos espumosos, pero no hace falta ser un gran entendido para saber que ambos no son iguales. Y no solo porque el champagne se produzca en Champaña, Francia (de ahí su nombre), y porque el cava proceda de España.
Lo cierto es que entre ambos productos hay unas diferencias de sabor evidentes. Pero, ¿a qué se deben? En realidad guardan relación con la distinta procedencia de cada uno de estos vinos, pero se concretan en los aspectos que vamos a ver a continuación.
La climatología del lugar donde se producen
El champagne viene de la región de Champaña-Ardenas, que es una zona con temperaturas muy frías y donde las lluvias son frecuentes. Así pues, las uvas que allí se emplean apenas tienen tiempo para madurar, y por eso el champagne tiene un sabor más ácido.
Por su parte el cava es un producto típico del Mediterráneo, donde el clima permite que las uvas tengan más tiempo para madurar. De ahí que el resultado sea el sabor típico del cava, más afrutado que el del champagne.
Los tipos de uvas que se utilizan
En el caso del champagne, las variedades de uva que se emplean para crearlo están adaptadas al clima de la zona. Concretamente se usa un tipo de uva blanca, que es la chardonnay, y otras dos tintas, la pinot meunier y la pinot noir.
Para producir el cava se suelen utilizar las uvas macabeo, xarello, parellada, malvasía y chardonnay, blancas todas ellas.
Cabe destacar también que para producir el champagne se mezclan vinos de diferentes vendimias, siendo posible combinar cosechas regulares con otras de mejor calidad, lo cual es imposible de hacer en el caso del cava.
El suelo en el que se cultiva la uva
Este aspecto guarda relación con los dos anteriores. Los suelos en la Champaña-Ardenas son especialmente ácidos y con poco sustrato. En cambio en el Mediterráneo el suelo es arcilloso y calcáreo, permitiendo el cultivo de una uva con mayor contenido de azúcar.
Por ello las cosechas de cava son más generosas, y no es necesario emplear azúcares añadidos para una siguiente fermentación.
Con independencia de los rasgos de sabor que los separan, es indiscutible que el cava y el champagne se encuentran entre los vinos que se deben encontrar en la despensa de cualquier persona con un exquisito paladar.