Es un centro con litros y litros de agua de una pureza extraordinaria, experto en replicar las condiciones más idóneas para que el estrés no tenga lugar y dispuesto a ofrecer la más exquisita de las alimentaciones. Pero este espacio, en el que tantos detalles son cuidados al milímetro, no está pensado para las personas. Está pensado para el que es —según la temporada y la demanda— el marisco más caro del mundo: el abalón.
Perteneciente a una familia de moluscos gasterópodos, este ser vivo es extremadamente apreciado por su sabrosísima carne predominantemente en las cocinas asiáticas, donde su consumo se encuentra sumamente extendido entre todos aquellos afortunados que lo pueden pagar. Bien pocos, a la postre, porque por sesenta gramos pueden pagarse cifras que rondan los 3,5 euros. Unos 120 euros el kilo, siendo incluso más caro que las ostras.
Por su forma, peculiar donde las haya, y especialmente por el modo en el que vive bajo el mar, pegado a las rocas cubriéndose con su única concha, es también llamado en castellano oreja de mar. En las instalaciones de la granja marítima Galician Marine Aquaculture, tras años de investigación en la Universidad de Santiago de Compostela, han conseguido crear unas condiciones de vidas excelentes para que el molusco se desarrolle en plenitud.
CSIRO editada con licencia CC BY 3.0Les proporcionan unas aguas de extrema calidad, limpias y con la composición perfecta para su aclimatación. Un espacio grande, con una luz medida, una temperatura concreta y con todos los elementos para que los abalones, como también se les conoce, sufran el mínimo estrés posible. Y sobre todo una alimentación especial, basada en una mezcla de diferentes microalgas producidas por la propia granja que garantizan una mejor calidad de la carne, mejores valores nutricionales y una seguridad alimentaria escrupulosa.
Este esfuerzo ha dado como resultado que el abalón cultivado por esta empresa gallega haya sido valorado intensamente por el público que lo demanda, en diferentes países asiáticos, y la práctica totalidad de la producción viaje hasta ellos. Su peculiar textura, ese punto crujiente que puede poseer según cómo se elabore y ese sabor intensísimo a mar son los secretos de su éxito, son las razones por las que se le considera como uno de los mariscos más exclusivos del mundo y un verdadero manjar del mar.