Dos puros Montecristo No. 2 Gran Reserva
Montecristo

Montecristo No. 2 Gran Reserva, la referencia del sabor

Gourmet

Este puro supuso la primera Gran Reserva producida por Montecristo, la tabaquera más vendida de Cuba y una de las marcas de mayor prestigio en todo el mundo.

Montecristo inició su andadura nada más y nada menos que en 1935, siguiendo la tradición tabaquera cubana, y convirtiéndose poco tiempo después en los mayores productores de puros habanos de Cuba. Aunque tras la revolución cubana se produjo un vuelco en cuanto a la dirección de la empresa, ya que pasó a manos del estado, Montecristo ha sido una referencia clara dentro del mundo del tabaco en los últimos cuarenta años y es una de las marcas más vendidas y valoradas de la actualidad.

En cuanto al Montecristo No. 2 Gran Reserva, este puro ha sido una gran apuesta de la marca cubana en busca de la excelencia. Con denominación de origen protegida, esta gran reserva, la primera en la que se embarcan, ha usado hojas selectas de Vuelta Abajo de 2005, añejadas durante cinco años para dotarlas de un sabor especial y único.

Caja abierta de Montecristos No. 2 Gran ReservaMontecristo

La producción de este puro ha sido limitada a 5.000 estuches numerados de 15 unidades, con una clara voluntad de crear un producto único y destinado a los grandes conocedores del mundo del tabaco. Su vitola incorpora la G y la R además del clásico logo de Montecristo No. 2, quizá el habano más vendido de la tabaquera cubana.

Hay que tener en cuenta que estamos hablando de un puro intenso, muy trabajado, complejo y de gran sabor, al que hay que dedicarle su tiempo. Tiene un cepo de 52 y mide 15,6 centímetros de largo. Desde su puesta a la venta se ha convertido en uno de los más valorados por fumadores de todo el mundo, sin importar que su precio se vaya a unos 31 euros por unidad.

Alfredo Álamo
Alfredo Álamo

Escritor, soñador, amante de los viajes largos y sin prisa, disfruto tanto con las cosas sencillas como con los últimos gadgets tecnológicos, con los lugares solitarios y los conciertos abarrotados, la comida tradicional y la nueva gastronomía. Contradicciones, creo, que hacen la vida mucho más interesante.