La alta joyería es elegante, distinguida, delicada… unas atribuciones que normalmente asociamos con cierta seriedad, rigidez y formalidad que Chopard quiere desterrar. ¿Cómo? Con un muestrario que une el preciosismo del arte joyero con la audacia, la alegría y la jovialidad femenina, uniendo conceptos que normalmente se encuentran distantes. Es la icónica colección Happy Diamonds.
Se encuentra compuesta por pendientes, collares o sortijas que emplean los conocidos «diamantes en libertad». Ellos, los happy diamonds, han formado parte de la casa Chopard desde el año 1976. Surgieron inspirándose en las luces que provocan los rayos del sol atravesando las gotas de agua de una cascada y, con presteza, fueron erigidos como uno de los símbolos de la casa.
Desde entonces la lista de joyas alrededor de estos diamantes no ha dejado de crecer, innovar y evolucionar. Las últimas piezas, la nueva colección, parte de conceptos como la ligereza, el movimiento, las nubes más fantasiosas y la poesía para, desde dentro de un lujoso estuche, combinar círculos entrelazados con curvas sinuosas y plenas, nuevos juegos de luces y nuevos volúmenes en unos pendientes, un collar, un anillo y un gran colgante.
En este último, alrededor de un nácar perlado de inmaculado color blanco, en los cuatro círculos del colgante, los diamantes giran alegres. Engastados con garras, como novedad este año, suman sensación de libertad, ligereza y viveza. Un perfecto equilibrio de dimensiones, una ideal composición de proporciones, que destila belleza y felicidad.
