"Los joyeros de los reyes, los reyes de los joyeros", como los definió uno de los Príncipes de Gales, han tenido a lo largo de su historia a la pantera como su animal fetiche. Louis Cartier, el alma de la maison, aludió por primera vez al felino en un reloj de pulsera salpicado de piedras preciosas que representan su pelaje en el año 1914.
La fiera continuaría apareciendo circunstancialmente en otras joyas de la francesa, pero no sería hasta la llegada a la compañía de Jeanne Toussaint, colaboradora del nieto del fundador y motejada como "La Pantera", cuando precisamente el feroz animal alcanzó su mayor esplendor.
Desde entonces la casa francesa ha explotado a través de la metáfora de la pantera la feminidad más absoluta imprimiendola en pendientes y polveras, brazaletes y collares, relojes y broches, joyas tan sublimes como la sortija Panthère de oro blanco, esmeraldas y diamantes.
Cartier
El icónico, atemporal, elegante, discreto, provocador, salvaje, sensual y valiente animal protagoniza un anillo de oro blanco de 18 quilates que engarza a lo largo y ancho de su enrevesada celosía 545 diamantes de talla brillante con un total de 1,63 quilates, dos verdes esmeraldas como enormes ojos y ónix como hocico.
Un rugido de elegancia para los dedos más distinguidos que también podemos encontrar en oro amarillo.