Uno de los fabricantes alemanes de automóviles y motocicletas más importantes de todos los tiempos ha sido, es y probablemente sea BMW. Sus orígenes se remontan al 7 de marzo de 1916 cuando la Rapp Motorenwerke, una fábrica de motores de avión, se constituyó. Aquella compañía fue capaz de construir la motorización de alta compresión desarrollada por el ingeniero Max Friz, capaz de no perder prestaciones en las más altas alturas y permitir el vuelo de los aviones más allá de los 3.000 metros, y fue contratada por destacados ejércitos de la época como el prusiano.
En el año 1917, con el alto nivel de producción alcanzado, tuvo que reorganizarse incluso cambiándose el nombre. Desde aquel momento se la conocería como Bayerische Motoren Werke, “fábricas bávaras de motores”, BMW, y adoptaría su famoso emblema, el que, a día de hoy con pequeñas modificaciones, lucen todavía las creaciones de la marca.
Pero aquellos años de esplendor, fabricando los motores de diferentes ejércitos, tendrían un abrupto final con el fin de la Primera Guerra Mundial y la firma del Tratado de Versalles que terminaba con el conflicto bélico. La paz entre la Alemania del segundo Reich y los aliados era una realidad y, con ella, compromisos como el del abandono de la producción de motores dedicados a la aviación. Aquella prohibición parecía condenar a la BMW a su desaparición, sin embargo, la condujo a la producción de motocicletas a partir del 1923 y al de automóviles a partir de 1928 y 1929; su verdadero futuro.
El primer coche que el reinventado fabricante presentó con éxito rotundo fue el conocido como BMW Dixi, basado en el Austin 7 de la inglesa Austin Motor Company, aunque el nuevo camino duró bien poco pese a contar con otros emblemas como el BMW 3/20 PS o el 303. Los tambores de guerra volvieron a sonar en el viejo continente y con el rearme de Alemania en la década de los 30, con el dictador nacionalsocialista Adolf Hitler en el poder, la empresa comenzó a producir motores de aviones de nuevo y se dedicó a equipar a la Luftwaffe, la fuerza aérea alemana nazi, y al ejército del régimen. También con motocicletas y otros tipos de vehículos.
Se declararía la terrible Segunda Guerra Mundial, las Potencias del Eje batallarían encarnizadamente contra los Aliados y, con la victoria de estos últimos, el Tercer Reich sería derrotado. Tras aquel hecho, la división automotriz de BMW pese a las dificultades económicas que atravesaba, volvería a cobrar todo el protagonismo. Se compraron los derechos de fabricación de coches de otros países, como se hizo en la primera reinvención, se comenzó a trabajar en modelos propios y, entre unas y otras, llegaron modelos tan emblemáticos como el Isetta.
En el año 1956 aparecía uno de los deportivos de la marca más valorados y limitados, el 507 de Albrecht Goertz, del que solamente se fabricarían poco más de dos centenares de unidades. En el 61 llegaría el primer modelo de la denominada “nueva clase”, el 1500; con motivo del 50 aniversario de la compañía el 1600, en 1966; y las berlinas 2500 y 2800 en 1968. Al mismo tiempo, BMW continuaba apostando por las motocicletas, ahora pensando más en el ocio que en la utilidad del vehículo en el día a día.
Así llegó a los 70 y 80 con la Serie 5, la Serie 6 o el cupé de motor central diseñado por Giorgetto Giugiaro y desarrollado junto a Lamborghini, el BMW M1. De camino a la nueva década aparecería la 750i/iL, la primera berlina alemana con motor doce cilindros con 300 caballos de potencia y solamente 240 kilos de peso, y el BMW Z1, un roadster descapotable con chasis monocasco de acero y unas genuinas puertas que se escondían en la parte inferior de la carrocería.
Los 90 quedarían marcados por modelos como el Z3, el X5 y, de nuevo, las motos. En concreto una que fusionaba conceptos, una que reconcebía lo que es uno de estos vehículos: la C1, una motocicleta con techo. El tiempo actual, el nuevo siglo, ha llegado para BMW con la tecnología más punteras, las nuevas visiones de lo que debe ser la industria automotriz, los diseños más vanguardistas y la transición paulatina a las motorizaciones completamente eléctricas. Modelos destacados, como el monovolumen i3 y el deportivo i8, sirven de avanzadilla para es prometedor futuro.