Hay marcas que se apellidan con el nombre de la ciudad que las vio nacer o que las acoge meramente por ese motivo geográfico y circunstancial. Pero muchas otras lo hacen porque más allá de eso, su forma de ser se alimenta de un modo u otro de esas calles que habitan. Lupo, nacida en los años veinte en Barcelona, es una de ellas y sus diseños viven de esas formas, esas pautas de creación que un paseo por la Ciudad Condal admirando obras de Gaudí proporciona. Abanico, uno de sus iconos, es pura demostración de ello.
Lupo BarcelonaAunque no tiene la historia que tiene la firma, con casi un siglo de vivencias a la espalda, sí posee esa aura de icono, de creación que se ha quedado para siempre, de diseño que perdurará. El bolso Abanico tiene ese nombre porque tiene, a la inversa, la forma de uno. Más de una treintena de piezas de piel traídas del pirineo y curtidas en Barcelona lo componen, cosidas una a una, de forma manual, en talleres propios. Más de cuatro horas de trabajo completamente artesanal, más de siete millares de puntadas y la experiencia de un grupo de artesanos expertos que seleccionan los mejores cueros que les llegan para materializar atemporalidad, excelencia, innovación, originalidad y personalidad propia.
No hay más secretos para alumbrar una pieza como Abanico y las múltiples versiones que de él se han creado. Desde la Abanico Black Diamond, con más de sesenta diamantes negros incrustados en su versión grande y los casi cincuenta de la versión pequeña, a la Abanico Pitón Savage, confeccionada con piel de pitón de gran atractivo, pasando por aquellas que presentan los más llamativos colores o transforman ligeramente las genuinas formas del icono.
Abanico, con apenas una década y media de historia, representa de forma hegemónica el espíritu de una firma como Lupo Barcelona.