En 1906, en dos puntos de Europa sensiblemente alejados, comenzaban a forjarse dos grandes historias. En la ciudad de Hamburgo, en Alemania, se fundaba Montblanc. Al mismo tiempo, en la ciudad de París, en Francia, Van Cleef & Arpels abría las puertas de su primera tienda. Dos comienzos simultáneos, distanciados por algo más de ochocientos kilómetros, que hace una década se unieron para una gran celebración.
El año 2006 tanto Montblanc como Van Cleef & Arpels, si echamos cuentas, celebraban dos siglos de historia. Un enorme hito, una gran efeméride, que merecía una conmemoración a la altura. Y esa no fue otra que la realización conjunta de la pluma estilográfica Mystery Masterpiece.
El útil representa la unión de dos sabidurías, el sagrado matrimonio entre la artesanía de la firma alemana a la hora de fabricar sus notabilísimos instrumentos de escritura y el saber hacer de la casa francesa a la hora de concebir joyas de increíble belleza.
Porque la pluma, producida en un precioso oro blanco, posee toda la calidad de los bolígrafos más míticos de Montblanc y está revestida completamente, desde el cuerpo a la tapa, por una trama de joyas diseñadas por Van Cleef & Arpels. De hecho, su nombre, es un guiño a esta alianza. Mystery se deriva del sello distintivo de la joyería, Maystery Setting, y Masterpiece de la pluma conocida como Meisterstück, que traduciendo del alemán quiere decir ‘obra maestra’.
De la Mystery Masterpiece solamente se hicieron nueve unidades repartidas en partes iguales entre tres versiones: una primera hecha en rubíes, una segunda en zafiros y una tercera en esmeraldas. Cada una de ellas se compone de 67 gemas Mystery Set, 189 de estas piedras preciosas, 773 diamantes cortados, 58 de corte baguette y cinco de corte del marqués. Parte de las piedras preciosas, cabe decir, forman una mariposa, un símbolo frecuente en los diseños de los orfebres parisinos.
El plumín, asimismo, se ha fabricado en oro de 18 quilates y la tapa se ha coronado, como es tradicional, con la estrella blanca símbolo de Montblanc, esta vez formada por varios diamantes de corte brillante. Cada una de las piezas se vendió inicialmente por 584.000 euros aunque, recientemente, han sido valoradas en más 700.000 euros, convirtiéndose en integrantes del selecto club de las plumas más caras del mundo.