El año 2009 fue crucial para Bulgari. Dos firmas que había adquirido casi una década antes, Gérald Genta y Daniel Roth, desaparecían como marcas independientes y se integraban completamente en la matriz. Su compra, y la posterior absorción, no obedecían a cuestiones económicas. Tampoco al ánimo de acabar con competidores. Simple y llanamente tenían que ver con un objetivo: convertirse en una mejor manufactura y ambos fabricantes podían aportar valiosísimos conocimientos.
Y los primeros resultados de esa unión, de esa adquisición de ese saber tan precioso, llegaron con la ambiciosa colección de relojes Octo, presentada en el año 2012.
Para los responsables de la compañía esta serie siempre ha sido un ejemplo. Porque por un lado aúna la soberbia de una firma con más de un siglo de historia, por otro la inestimable técnica de sus artesanos relojeros y, como guinda al pastel, tiene un estilo propio inequívoco, que atrae, que gusta. A la postre, la razón por la que en gran medida se vende un reloj. Y sus dos más grandes apuestas hasta hace unos meses alcanzaron el mercado apenas dos años después del lanzamiento.
BulgariFue en el Salón Mundial de la Relojería y la Joyería de 2014, el Baselworld, cuando presentaron dos modelos extraplanos y uno de ellos, en particular, con título. Se trataba del Octo Finissimo Tourbullon, el más fino del mundo. Un reloj que cautivó por su increíble complejidad, por el tremendo desarrollo técnico que comporta crear una pieza con tal récord. La firma antaño centrada en joyas sorprendía con su gran arte relojero.
Octo Finissimo Repetición de Minutos, el nuevo icono
Sin embargo, Bulgari nunca ha descansado. Ha trabajado incansablemente con esta colección, desde el principio, para demostrar que es un potente actor en la alta relojería mundial. Por eso este año, continuando explorando la extrema delgadez de los relojes de esta serie, ha sobrepasado los límites del reloj de sonería creando el más pequeño del mercado, el Octo Finissimo Repetición de Minutos.
Es un guardatiempo único que combina una finura inusitada con la complicación relojera más compleja. La avanzadilla, en forma de icono instantáneo, de la reinvención de la colección Octo que desvela una nueva imagen para la pieza que rompe normas con el tourbillon volante más fino del mundo, un movimiento ultrafino esqueletizado de una notable artesanía y una versión de color negro acorde a los tiempos.
BulgariPero volviendo al nuevo miembro de la familia, el Octo Finissimo Repetición de Minutos, cabe destacar el formidable proceso de concepción que se ha necesitado llevar a cabo para alumbrarlo. Porque miniaturizar la que a día de hoy es la más compleja de todas las complicaciones no es una tarea sencilla. En la sonería hay multitud de límites que por física son imposibles rebasar y conseguir que todo funcione adecuadamente, en un diseño finísimo. Para ello tuvieron que estudiar al milímetro cada componente, cada particularidad y cada funcionamiento para hallar las claves que les permitiesen alcanzar su objetivo.
Se decidió optar por el titanio para la caja, por su gran ligereza y la mayor difusión del sonido que produce. Los índices presentes en la esfera, así como el pequeño visor de segundos situado a las 6, se decidieron siluetear para conseguir una mayor amplificación y resonancia de la sonería. Y el toque final: trabajar manualmente los gongs de sección circular durante todo el proceso. El resultado ha sido el calibre BVL 362, con un grosor de 3,12 milímetros que, una vez en la caja, sube hasta los 6,85.
El reloj Octo Finissimo Repetición de minutos es un cambio de paradigma. Un nuevo estándar. Un nuevo golpe sobre la mesa de una gran firma como Bulgari.