El reloj Corum Admiral’s Cup Ac-One 45 Chronograph Vintage
Corum

Corum AC-One 45 Vintage, el buen gusto perenne en edición limitada

Relojes

El Corum Admiral’s Cup Ac-One 45 Chronograph Vintage es una edición limitada a unas escasísimas unidades que, además, solamente podrán conseguirse en México. Buen gusto con atemporalidad más que atractiva.

Una nueva página se escribe en la historia de la emblemática Admiral’s Cup de Corum, la colección que desde su aparición en los sesenta ha cautivado a propios y extraños. ¿La razón? La llegada de una edición limitada que perpetúa para siempre el buen gusto de la serie y la casa, el AC-One 45 Vintage.

Limitado a solamente un centenar de únicas y exclusivas piezas, que solamente podrá disfrutar el mercado mexicano, el nuevo modelo de la suiza se presenta ante nuestros ojos como adalid de la atemporalidad, la buena estética, la sobriedad y la masculinidad. Alardeando de un estilo sin igual y una conjunción de potencia y rendimiento al alcance de muy pocos.

El Admiral’s Cup Ac-One 45 Chronograph Vintage se construye sobre una caja de cuarenta y cinco milímetros, como bien da entender su nombre, de titanio de grado cinco con un acabado sumamente contemporáneo. Sobre ella descansa la negra esfera dodecagonal, como el bisel de la pieza, en la que encontramos las agujas esqueletadas que marcan las horas y los minutos, los grandes índices recubiertos con SuperLuminova, el cronógrafo, el fechador y tres pequeños diales con un diminuto segundero, un contador de treinta minutos y otro de doce horas.

Este reloj vintage de Corum, estanco hasta 300 metros bajo el agua, funciona gracias al calibre cronógrafo automático CO-132 desarrollado por la propia casa suiza. Complementa su vistoso color negro, contrastado por los detalles en blanco, con una más que adecuada correa de piel natural con triple cierre desplegable. El buen gusto más atemporal, aunque su nombre eluda a tiempos pasados, con el AC-One 45 Vintage.

Toni Castillo
Toni Castillo

La curiosidad a veces me pierde y la inquietud hace que me embarre. Pero sin la una y la otra no sería lo que soy. Me gusta lo sencillo, lo simple, tener respuestas y, si no las encuentro, sacar enseñanzas. Levantarse si se cae. Andar y no parar. Sin la tecnología no sería nadie, pero sin un pedazo de papel y un lápiz me encuentro perdido. De ciudad, pero de campo. De mar, pero de montaña. Hedonista de las pequeñas —y a veces grandes— cosas. Definirse no es sencillo, pero al menos lo he intentado.