Reloj Portofino Hand-Wound Eight Days de IWC
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IWC Portofino Hand-Wound Eight Days, un buque insignia icónico

Relojes

Es un icono de la alta relojería para el hombre. El Portofino Hand-Wound 8 Días de IWC ha llevado más allá la experiencia de darle cuerda, la sensación de llevar un reloj manual. Puro clasicismo eterno.

Hay relojes que por mucho tiempo que tengan, muchos nuevos modelos que hayan visto saltar a los escaparates de las joyerías tras ellos… se saben ganadores. Están al corriente de su condición, conocen su puesto en la historia y saben lo icónicos que son. Son de esos que se venderán por los siglos de los siglos, recibirán de vez en cuando alguna necesaria actualización, y continuarán como siempre. Serán, la palabra lo expresa francamente bien, eternos. Y uno de esos, cuando hablamos sobre todo de relojería masculina, es el Portofino Hand-Wound Eight Days de IWC.

Se trata del buque insignia de la familia Portofino, el más conocido y apreciado de cuantos relojes componen esa unidad. Un modelo que desde su presentación hace justo un lustro, en 2011, ha convertido en mágico el momento de darle cuerda. Sus afortunados poseedores deben dársela cada ocho días, como su nombre indica, lo que son 192 horas. Un tiempo en el que la solidez, fiabilidad y precisión del calibre 59210 de nuevo desarrollo se demuestra.

El Portofino Hand-Wound Eight Days, a la venta en una versión con caja de oro con esfera en color negro pizarra con índices de oro macizo y otra con caja de acero fino con esfera plateada o negra e índices dorados, indica su reserva de marcha entre las ocho y las nueve horas, en el propio dial. Su pequeño segundero, de igual modo, se sitúa a las seis. La fecha, indicada a través de una ventana, queda a las tres.

Un reloj elegante, clásico y fiable que recuerda viejos tiempos.

Toni Castillo
Toni Castillo

La curiosidad a veces me pierde y la inquietud hace que me embarre. Pero sin la una y la otra no sería lo que soy. Me gusta lo sencillo, lo simple, tener respuestas y, si no las encuentro, sacar enseñanzas. Levantarse si se cae. Andar y no parar. Sin la tecnología no sería nadie, pero sin un pedazo de papel y un lápiz me encuentro perdido. De ciudad, pero de campo. De mar, pero de montaña. Hedonista de las pequeñas —y a veces grandes— cosas. Definirse no es sencillo, pero al menos lo he intentado.