Globemaster es considerado en Omega uno de sus nombres legendarios, una de sus denominaciones más apreciadas. Sin embargo, en los últimos años de forma notable, esta gama perteneciente a la familia Constellation había quedado hasta cierto punto diluida. Quizás un poco olvidada. Hasta que hace cuasi año y medio la suiza se plantó. Y se propuso a sí misma un particular desafío. Estos relojes debían ser recordados. Debían ser memorables, debían ser conmemorados y debían ser perpetuados.
A finales de 2014 anunció que abandonaba las certificaciones que había estado practicando a sus creaciones a través de organismos privados y establecía, junto con el Instituto Federal Suizo de Metrología, un nuevo certificado a la altura de unos relojes tan sumamente fiables. Esta garantía, de plena confianza al estar otorgada por una agencia gubernamental, se bautizaba con el nombre de Master Chronometer y el primer en recibir tal denominación era, como no podría ser de otro modo, el Globemaster.
De este modo, la casa relojera de Biel presentaba ante el mundo el movimiento mecánico más avanzado de la firma, encerrado al mismo tiempo en un reloj cuyo diseño estaba inspirado en los míticos primeros modelos Constellation. Todo un tributo y una representación de la pericia de Omega, su legado, precisión y extraordinario rendimiento desde su fundación a mediados del siglo XIX. Y como broche final, como guinda del pastel, una edición limitada de exquisita belleza, el Constellation Globemaster construido en platino.
Omega
Es una pieza naturalmente especial, una obra que ha recibido una exclusiva atención a la hora de su diseño. La caja, realmente cautivadora, ha empleado platino 950. El bisel que incluye, estriado para mayor vistosidad, se produce en el mismo material empleado en la denominada esfera «pie pan», tratada con chorro de arena, inspirada en la que portaba el primer modelo Constellation, que vio la luz en 1952.
Pero más allá del noble y apreciado material con el que se fabrica la caja y la esfera, sobresale de forma espectacular en este reloj la gran audacia con la que se han combinado los colores. Como los índices, hechos en oro blanco de 18 quilates, se han aplicado, pulido y rellenado con un atractivo esmalte azul. Un color que también se aplica a las manecillas, de un modo muy similar, y que protagoniza cuasi por completo la correa de piel. Porque además del azul, sus pespuntes y el cierre desplegable hacen uso también del platino 950. Cerrando el círculo.
El Omega Constellation Globemaster Platino, del que solamente 352 unidades fueron fabricadas, se equipa con el movimiento Co-Axial Master Chronometer Calibre 8913 y recoge su esencia Constellation con el famoso medallón del observatorio grabado en el fondo de la caja, en oro de 18 quilates, con relleno de esmalte de nuevo azul. El culmen a una creación verdaderamente exquisita.
