Es la quintaesencia de cuantos relojes de submarinismo existen, han existido y probablemente existirán. Es todo un icono pensado para las profundidades marinas que deslumbra tanto dentro como fuera de ellas. Es pura técnica y pura estética. Es tan elegante como funcional. Es un Rolex con todas las de la ley. Es, está más que claro, el Oyster Perpetual Submariner.
Desde que fuese presentada hace más de seis décadas su versión primigenia, en 1953, el robusto y funcional guardatiempo de los buceadores más elegantes ha sufrido ligeras variaciones, sutiles evoluciones, que no han hecho otra cosa más que mejorar lo poco que podía mejorarse en una ya de por sí magistral obra de alta relojería suiza.
El reloj se encuentra disponible en su versión más básica y clásica, llamada simplemente Submariner, con la esfera y bisel en color negro con detalles en blanco, y en la más popular en la actualidad, la Submariner Date. Esta incluye al aspecto y funcionamiento habitual del modelo la fecha, en una ventana perfectamente visible situada a las tres horas, y se ofrece en diversos materiales y combinaciones de colores.
Encontramos por ejemplo el tradicional de acero inoxidable 904L, utilizado habitualmente en la industria espacial o química por sus máximas calidades, con la esfera y el bisel en negro, azul o verde, una subversión en ese mismo acero y oro amarillo, con la esfera y el bisel en negro o azul, y finalmente la referencia completamente construida en oro, con esfera y bisel también en negro y rojo.
Todos los Submariner Date —y también el Submariner— están formados por la clásica caja conocida como Oyster y el brazalete Oyster con el cierre desplegable y máxima seguridad Oysterlock con el ingenioso sistema Glidelock. Este modelo en particular se equipa con el calibre 3135, un movimiento mecánico de cuerda automática producido al completo por Rolex y que cuenta con el certificado del Control Oficial Suizo de Cronómetros. La hora tan fiable en la superficie como en las profundiades.