El Hourstriker Erotica Jarretière en platino
Ulysse Nardin

Ulysse Nardin Hourstriker Erotica Jarretière, el más atrevido

Relojes

No es nada extraño que en los relojes, a lo largo de la historia, se hayan recreado escenas eróticas. Ulysse Nardin recupera esta costumbre y lo hace con una pieza sumamente especial, el reloj de edición limitada Hourstriker Erotica Jarretière.

La historia de la relojería, aunque quizás en los tiempos de lo políticamente correcto pueda sorprender, ha ido unida desde hace siglos al erotismo más desinhibido. Ejemplo de ello son creaciones que han mostrado en sus esferas desde simples desnudos pintados a escenas sugerentes grabadas o, directamente y sin tapujos, la práctica del sexo recreada mediante mecanismos relojeros.

Ese recuerdo de antaño, escondido seguramente en la intimidad de los talleres, vuelve de mano de Ulysse Nardin con el atrevido reloj Hourstriker Erotica Jarretière.

Sobre un dial de intenso color negro, construido en ónix, una pareja de amantes esculpida en oro de 18 quilates aparece tumbada sobre una cama con vistas al Gran Canal de Venecia y el puente de Rialto. En la habitación, además de la cama, donde el hombre y la mujer retozan, reposan la liga y los zapatos altos de tacón de la fémina.

El fabricante suizo ha querido plasmar en esta pieza de cuerda automática con mecanismo Hourstriking, de la que únicamente se fabricarán 28 unidades en oro rosa y platino, el fulgor de un encuentro sexual que tiene lugar, bajo petición, al ritmo del tintineo que marca las horas.

El Hourstriker Erotica Jarretière de Ulysse Nardin es sin que quepa duda una pieza para los coleccionistas más exigentes y, para qué negarlo, un ardiente presente para un buen amante.

Toni Castillo
Toni Castillo

La curiosidad a veces me pierde y la inquietud hace que me embarre. Pero sin la una y la otra no sería lo que soy. Me gusta lo sencillo, lo simple, tener respuestas y, si no las encuentro, sacar enseñanzas. Levantarse si se cae. Andar y no parar. Sin la tecnología no sería nadie, pero sin un pedazo de papel y un lápiz me encuentro perdido. De ciudad, pero de campo. De mar, pero de montaña. Hedonista de las pequeñas —y a veces grandes— cosas. Definirse no es sencillo, pero al menos lo he intentado.