Nos sentamos frente a él y debemos dar por bueno irremediablemente eso de que todo tiempo pasado fue mejor. Y lo damos por bueno porque afortunadamente, parafraseando otro aforismo, el pasado siempre vuelve. Estamos frente a un gramófono, pero no frente a uno cualquiera, Gramovox es un altavoz inalámbrico con tecnología Bluetooth que se inspira en el espléndido diseño del Magnavox R3 de los años 20 para traernos, al presente, el mejor sonido de antaño. Suena bien, ¿verdad?
Desde que a finales del siglo XIX el inventor germano-estadounidense Emile Berliner cambiase los cilindros del fonógrafo de Thomas Alva Edison por sus discos planos a la hora de grabar y reproducir sonido mucho ha llovido, pero la fascinación que sintieron nuestros antepasados entonces ante aquel bello artefacto la vamos sintiendo nostálgicamente renovada en los últimos tiempos. Por algo será.
GramovoxGramovox recoge esos sentimientos y los convierte en una feliz relación conyugal entre el mejor diseño y el mejor sonido para deleite de nuestros sentidos. La bocina se ha hecho a mano a imagen y semejanza de ese mito cuasi centenario que mencionábamos al principio, con la optimización necesaria para amplificar, con clase, el sonido más vintage generado en su elegante, artesanal y minimalista base de madera. Gracias al amplificador de 2 vatios, la respuesta en frecuencia de 200 hercios a 15 kilohercios y la impedancia de 8 ohmios.
En la parte trasera de esta noble pieza es donde encontramos el interruptor de encendido y apagado, la entrada estéreo Jack de 3,5 milímetros y la micro-USB que nos permitirá cargar en 3 o 4 horas su batería con una autonomía de 12 a 18. La conexión de nuestros dispositivos, los que proporcionarán la música, se realiza mediante Bluetooth 4.0 teniendo un alcance de 10 metros. Gramovox es puro clasicismo renovado. Una maravilla de nuestro tiempo con mucho sabor a pasado.