En el CES de este 2015, celebrado en enero, hubo un invento en particular que recibió todas las miradas. Una suerte de monopatín motorizado, una especie de hoverboard pero con ruedas, un artefacto casi llegado del futuro que se presentaba como la última revolución en materia de transporte personal. ¿Su nombre? IO HAWK.
Se trata, como decíamos, de una especie de monopatín a motor cruzado con un segway, un dispositivo que funciona con baterías, posee dos ruedas y se acciona con el balanceo y la presión que ejercen los pies del conductor que se monta sobre él.
Según la empresa que lo produce, que tiene el mismo nombre, el particular vehículo alcanza los 10 kilómetros por hora y solamente exige al conductor un buen equilibrio y una capacidad física mínima para poder reaccionar si algo sale mal.
El IO HAWK, al que ya le han salido múltiples imitadores desde su presentación y que en estas fechas aparecen en más de una carta a Papá Noel y los Reyes Magos con el nombre que han recibido, hoverboards, incorpora un par de luces para señalar su posición en condiciones lumínicas difíciles y tiene un precio de partida de 1.799 dólares estadounidenses.
No serás como Marty McFly de Regreso al futuro, porque no volarás, pero casi.