Hablar del Emirates Palace es hacerlo de un proyecto faraónico, un verdadero hito arquitectónico diseñado por John Elliott y cuya construcción costó, aproximadamente, casi 2.500 millones de euros. Sólo el Marina Bay Sands de Singapur costó más de construir. Tras un proyecto de estas colosales dimensiones sólo podría estar el gobierno de Abu Dhabi, actual dueño del hotel, que se ha convertido en todo un icono nacional. En la actualidad está regentado por la prestigiosa cadena hotelera suiza Kempinski.
La idea tras el diseño era la de transmitir el concepto de lujo y distinción presentes en la cultura árabe, de ahí el diseño exterior a caballo entre palacio legendario y ciudadela mítica. Ocupa 850.000 metros cuadrados, con unos extensos jardines y zonas dedicadas al paseo. Para que nos hagamos una idea del tamaño del proyecto, en su aparcamiento subterráneo pueden descansar 2.500 vehículos.
Emirates PalaceSin entrar todavía en el hotel, encontramos una playa privada a apenas un kilómetro de distancia y dispone de un helipuerto para los visitantes más exclusivos. A poca distancia en carretera podremos disfrutar de Abu Dhabi, una de las perlas de los Emiratos Árabes.
El Emirates Palace oferta nada más y nada menos que 394 habitaciones, de las cuales 92 son suites de lujo, en las cuales podremos encontrar materiales como oro, mármol y cristales de Swarovski. Y es que la ostentación es una de las constantes en este espectacular palacio, que alberga también seis suites especiales en el ático, reservadas a la realeza y a grandes dignatarios.
Emirates PalaceLas actividades en el hotel son casi infinitas. Sin salir de la propiedad encontramos desde un anillo ciclista a dos grandes piscinas. Hay campos de fútbol, cricket, tenis e incluso rugby. Por supuesto, hay a disposición de los clientes un completo y lujoso spa, una galería comercial y varios restaurantes, que ofrecen la posibilidad de disfrutar de la más exclusiva oferta gastronómica mundial.
Debido a sus servicios, tamaño, materiales y exclusividad, se ha considerado a este hotel como de siete estrellas, ya que estaríamos hablando de un verdadero palacio, un rincón hedonista en el desierto sólo disponible para aquellos capaces de permitirse 300 euros la noche, que es lo que cuesta una habitación normal, llegando hasta casi los 11.000 en el caso de que se quiera reservar la Palace Grand Suite.