La Isla de Vancouver, en Canadá, está situada en la costa de la Columbia Británica, a poca distancia de tierra. Es un lugar ideal para disfrutar de un bosque atlántico, poblado de grandes árboles y una vida natural envidiable. La mayor parte de su economía está basada en el aprovechamiento de los bosques y en el turismo, siendo un punto de observación de nutrias, focas, leones marinos e incluso ballenas. En pleno bosque podemos encontrar un sitio singular, el Free Spirits Spheres, que promete una experiencia fuera de lo normal.
Este complejo turístico está formado por tres habitaciones esféricas situadas en medio del bosque. Suspendidas en el aire, hay que llegar a ellas por unas escaleras de madera. El conjunto se integra a la perfección en el paisaje circundante. Su objetivo es el de hacer sentir al huésped lo más cercano posible al entorno, sin dejar de lado ciertas comodidades. Además, de esta manera reivindican un turismo sostenible y respetuoso con las características de la isla.
Free Spirit Spheres
Estas habitaciones están construidas a mano y hechas de madera y fibra de vidrio, al igual que todos sus componentes básicos. La decoración interior mantiene un diseño orgánico y pese a su forma peculiar y escaso tamaño, no se priva al huésped de una mesa, sillones e incluso una cama de matrimonio. Cada una de ellas es diferente, con sus propias peculiaridades. Son Eryn, Melody y Eve, y las tres comparten una ventana-mirador que proporciona unas vistas impresionantes.
La más pequeña es Eve, pensada en principio para ser individual, seguida de Eryn, en la que pueden llegar a dormir tres personas. Melody, la primera en ser construida en fibra de vidrio, tiene una amplia cama doble y está diseñada para poder convertirse en un espacio de trabajo, ideal para artistas o escritores.
Free Spirit Spheres
En la actualidad están trabajando en dos habitaciones más, Luna y Flora, en las que quieren mejorar las ya notables calidades de sus compañeras. Hay que tener en cuenta que están preparadas para soportar el terrible invierno del norte de Canadá sin ningún problema.
Alrededor de las Free Spirit Spheres pueden encontrar rutas de senderismo y parajes montañosos, desde donde se pueden observar animales como el oso negro. También se puede llegar a varias playas y bahías, desde donde contemplar el océano Atlántico y disfrutar de las pequeñas ciudades que viven de la pesca.
Pasar una noche en este mágico lugar costaría desde 125 euros para la esfera más asequible hasta los 225 de la más exclusiva. Sin duda, un precio a pagar con placer a cambio de dormir en plena naturaleza sin dejar de lado la comodidad de un buen hotel.