Los Juegos de la XXXI Olimpiada, los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016 que este verano llenarán de color la ciudad brasileña, están literalmente a la vuelta de la esquina. Tendrán lugar entre los días 5 y 21 de agosto en esta impresionante urbe, la segunda más poblada del país y una de las más turísticas del mundo, teniendo como sedes principales el famosísimo estadio Maracaná, Barra da Tijuca, el barrio Deodorio y el de Copacabana, otro referente carioca.
Si eres uno de los afortunados que transitará por sus populosas calles durante este gran y multitudinario evento deportivo internacional, y aprovecharás tu estancia para hacer turismo en este enorme país de América del Sur, te proponemos cinco enclaves imprescindibles que no debes perderte. Cinco lugares para conocer lo más famoso —y no tanto— de una nación con tanto peso, tanta diversidad y tanta riqueza cultural y patrimonial como Brasil.
Parque nacional de los Lençóis Maranhenses
Artur Warchavchik editada con licencia CC BY-SA 3.0En la mesorregión del Norte Maranhense, en el estado de Marañón, al nordeste del país, encontramos uno de los espacios naturales más impresionantes de todo Brasil, el parque nacional de los Lençóis Maranhenses. Se trata de un territorio exponente de los ecosistemas de manglares, restinga y dunas provocados por vientos fuertes y lluvias habituales. En sus más de 156.000 hectáreas el visitante puede realizar placenteros paseos entre las grandes masas de arena o deleitarse con un baño en una de las numerosas lagunas interiores de agua cristalina que se forman. Pocos viajeros habrán admirado un paisaje semejante.
Paraty
Mariordo editada con licencia CC BY-SA 3.0A apenas 260 kilómetros de Río de Janeiro, en el estado homónimo, se encuentra la que es seguramente una de las ciudades contemporáneas más antiguas de cuantas encontramos en Sudamérica, poblada entre los años 1533 y 1560. El centro histórico de Paraty es una verdadera joya arquitectónica colonial, perfectamente mantenida, con calles empedradas y numerosas iglesias construidas durante el periodo de ocupación. Resulta curioso asimismo cómo, en los días en que la marea sube de forma notable, sus calles se inundan con un manto de agua que no alcanza a entrar en las casas, dado que fueron construidas en su momento teniendo en cuenta tal circunstancia. Es por esta razón que algunos la llaman la Venecia suramericana, aunque por sus vías no puedan circular embarcaciones.
El Cristo Redentor
Artyominc editada con licencia CC BY-SA 3.0Es un clásico y por eso es también un imprescindible. Si uno ha visitado Río de Janeiro y no se ha detenido a observar al menos una vez desde algún punto de la ciudad el gran Cristo de una treintena de metros de altura, colocado en la cima del cerro del Corcovado, es que no ha visitado nunca la ciudad carioca. O no del todo. La estatua, inaugurada el 12 de octubre de 1931, comenzó su compleja construcción en 1921 siendo su ejecutor el escultor francés Paul Landowski y el autor de su rostro el también escultor, rumano en este caso, Gheorghe Leonida. Durante su levantamiento cabe destacar que no murió ningún obrero, inusual para la época y la complejidad de la obra, y el hecho se ha convertido en una de las anécdotas más reiteradas sobre el Cristo Redentor.
Porto de Galinhas
Cleferson Comarela editada con licencia CC BY-SA 3.0Porto de Galinhas es un bellísimo escenario salvaje con casi una veintena de kilómetros de grandes playas de arena blanca, aguas cristalinas y cálidas, piscinas naturales formadas cuando la marea baja y multitud de cocoteros. La zona, asimismo, cuenta con una pequeña población ubicada en un encantador centro urbano con diferentes servicios de restauración, así como una decoración escultórica marcada por figuras de gallinas. Y es que el nombre del lugar tiene su historia. En sus orígenes, por lo recóndito del enclave, fue un punto de desembarque ilegal de esclavos africanos y la contraseña que empleaban los traficantes para avisar de su llegada hacía referencia a gallinas. «Ya están las gallinas en el puerto», decía su aviso.
Las cataratas del Iguazú
Alejandro Cabrera editada con licencia CC BY 2.0Prácticamente marchándose de Brasil y entrando en Argentina, en el límite entre el estado brasileño de Paraná y la provincia argentina de Misiones, se localiza un conjunto de cataratas conocido como las cataratas del Iguazú, por ser este mismo río el que las alimenta. Se formaron hace más de 200.000 años, son las más caudalosas del mundo y están formadas por casi trescientos saltos, siendo el más impresionante el conocido como la Garganta del diablo. En él, las aguas caen desde ochenta metros de altura y se cuelan en una profunda cavidad. Las fumarolas de partículas de agua que se crean, para hacerse una idea de la magnitud del espectáculo natural, pueden divisarse desde más de siete kilómetros de distancia. Son una verdadera maravilla del mundo natural.